dime la verdad.
siempre lo he hecho, me dijo mirándome fijamente justo enfrente.
mientras me acababa de ajustar la mochila frente al espejo del baño de el racó supe que iba a ser un bonito día. por el sitio. por el compañero. por el 5anto ciel0. recogí a jaume que esperaba apurando su café y fuimos para la salida de charleta probando el frontal. todo el mundo hablaba de frío pero los nervios hacían subir la temperatura esperando la salida. y a las 6:00 arrancamos a trotar por las calles de aiguafreda como una gran bola de discoteca bien estirada que dispara haces de luz en todas direcciones. aunque la pista estiró algo el grupo, la entrada en el tallafocs alíneo perfectamente al personal durante los primeros metros de desnivel que nos llevarían hasta el castillo de tagamanent. la noche despejada y fresca permitía ver con esa claridad que viste la noche de una guirnalda de pueblos abajo en el valle. al amanecer siempre hace frío, dijo alguien por la carena d'en bosc. porque siempre lo tiene que decir alguien, y si no... lo digo yo. pero nos quitamos el frontal tras la bajada a vallfornés y no había rastro. fresco si. de nuevo vuelven los calores subiendo al sui. sale el sol que no calienta empujado por un viento que, esta vez si, nos deja fríos. helados. pero no hay humedad. vamos bien tapados y solo el lado de la cara de donde pega el viento se resiente. hasta el samont. alguno desde casa habrá mirado ya el paso por los dos puntos de control que hemos dejado atrás. mientras vamos maridando ratos de conversación y de silencio. son muchas horas juntos. son muchos temas pendientes. son muchos momentos de soledad acompañada.
la bajada hasta el pueblo de montseny pasa rápido y, tras comer algo, animados encaramos la subida al turó del home. un ritmo bueno que podría ser un enemigo dentro de unas horas. ajustamos. y mientras carenamos con cuidado hasta agudes volvemos a sentir el viento frio en la cara. esta vez por la otra mejilla. ninguno de los dos tenemos ganas de la bajada que viene. siempre que venimos a entrenar por aquí la subimos. la subiría 5 veces antes de bajarla una, digo. y se que folguera añadiría 2 o 3 subidas más. con cuidado de no caer y para poder trotar bien la pista a sant marçal pensamos ya en la zona de matagalls. nada más salir del control nos pasa pau que corre la de 53. aprieta y subiendo a coll de pregó se va cómodo tras cruzar algunas palabras. es lo que tiene que ser. hay trozos con hielo tapado con hojarasca y somos prudentes. hasta encarar cómodos y confiados la bajada a viladrau. allí tenemos una referencia de tiempo que nos indica que vamos mucho mejor de lo esperado. pero no vale confiarse. en estas carreras hemos aprendido que todo se gira en una piedra, en una raíz o en un repecho.
vuelvo a pensar en los que estan mirando tiempos de paso en una pantalla y se que empujan. a nosotros "solo" nos queda subir al matagalls y procuramos no retrasar la salida. comer algo, llenar líquidos y...fuera guantes. impensable gesto hace unas horas. el camino serpentea y pega golpes en forma de enraizados repechos. precioso. cuanto más duro más precioso. y es cuando giras volteando sant segimon cuando un tramo bien vertical de lanchas de piedra te pega el viaje. aquí ya se quejan las bielas, se resienten los amortiguadores, se ve bien lejos la cruz del matagalls. a la que nunca llegas porque justo antes giras y bajas a collformic. trotando suave, un dejarse caer que si no controlas te lleva al suelo, sientes que al cruzar la carretera la meta esta bien cerca. es ahora cuando sientes por primera vez que acabar es una opción bien factible. tan factible como trotar por el pla de la calma, pasando control de daños musculares, valorando como será la bajada final que encara 3 repechos express antes de meta. testas cuadriceps, isquios, gemelos. pruebas distintas pisadas. nada esta al 100% pero aquello que más cargado va es lo que hay que proteger en la bajada. para no quedar en la cuneta a poco de acabar.
bajamos, bajamos, bajamos. subimos por 3 veces corto pero intenso. y una pista que vamos cortando nos da pie a una alegría espontánea que hace que nos giremos el uno al otro. salvo en los avituallamientos es la primera vez que cruzamos la mirada. cuando paramos y cruzamos miradas es para, con un ligero golpe de cabeza y un "vamos" indicar que salimos. aquí es para decir: dime la verdad. y contestar el otro: siempre lo he hecho.
ahí sabemos que estamos a punto de llegar a meta.
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