martes, 30 de abril de 2019

echar a la noche

la noche se había tumbado ya sobre la montaña y aplastaba con su peso cada rincón donde hace unas horas había luz y claridad. en dos puntos distintos de la ciudad hay extraños movimientos para una noche de martes. diría nervios pero es más bien excitación. diría desorden pero es más pronto ganas. diría locura pero prefiero decir vida. un monje cambia sus oraciones y hábitos por algo mucho más terrenal. un arroz pasado y atuneado llena un plato más de lo que será capaz de comer. junto a la puerta de salida una mochila sin cerrar deja asomar un par de bidones y un goretex mal doblado. a pocas calles de distancia un brujo prepara su mochila tras cerrar el taller de reparaciones y conjuros. cena boniatos confiado que es el mejor combustible para tener la maquinaria toda la noche encendida. mientras valora su estado y no está seguro que una siesta de horaimedia haya sido suficiente. otra mochila encierra lo que debería ser necesario para toda una noche. una noche en el monte.
la hora de encuentro son las 22:30, la de salida unos 45 minutos más tarde. aiguafreda. su maratón del congost. todo es viejo pero todo es nuevo. salir a correr de noche por el monte siempre es diferente. no queremos inventar nada, solo queremos pasarlo bien. sentir. ser más monje y más brujo. solo queremos estirar un poco más la vida que a veces se nos hace tan corta. arreglar un mundo que ni sabe que estamos por ahí. subiendo y bajando. llenarnos el corazón de latidos y las venas de esa locura que nos hace felices. y si todo va bien, encontrar ese punto donde, si le pinchas a la noche se levanta poco a poco, se despereza con cuidado y vuelve a dejar que el día ocupe su puesto.
salimos.

miércoles, 10 de abril de 2019

química, física y algo de monte

en el laboratorio de la vida solemos jugar a ser alquimistas. imaginamos nuestra existencia como un complejo laboratorio donde acumulamos, en ordenadas estanterías, botes y recipientes llenos con diferentes elementos recogidos en el día a día. y nos embarcamos en experimentos de mezclas, combinaciones, amalgamas...cambiando las condiciones del entorno, el recipiente, la hora del ensayo. buscamos el santo grial ese de nosabemosmuybienque-quenotenemos. y prueba va, y prueba viene. todos aspirantes a un premio nóbel que no llega. y de pronto un día llegas a un pueblo que ni sabías que existía. y encuentras una gente que no sabes ni como se llama. y aparece la química. y luego llega la física. si, la física....en forma de ritmos, de temperaturas, de precipitaciones, de coordenadas espacio-tiempo. y termodinámica de antorchas y pólvora. y hasta un poco de caos. incluso newton y sus dichosos principios...y te giras y pam !!!....un poco de monte.
hace años el experimento trencacims en el laboratorio de paüls fue un éxito. la combinación de elementos en el matraz del fin de semana coloreó de felicidad un sábado y un domingo que de otra forma habrían sido grises. las personas que allí encontré catalizaban reacciones en cadena de amistad y buen rollo. a cualquier ritmo, temperatura, humedad o en cualquier condición de luminosidad. luz artificial, luz natural...y un poco de monte.
y cuando, a la vuelta de unos años consigues la excelencia de tu experimento, vuelves rodeado de tu gente, de aquellos que solo te han oido hablar (muchas veces y mucho rato...eso si) de aquel lugar donde hay mucha química, física...y un poco de monte. y se te llena el pecho de algo que es todo bueno. por la gente con la que vas, por la gente con la que te encuentras, por la mezcla de ambas.
esto...esto ha pasado en paüls, esto ha pasado en trencacims.
vuelves allí y te muestras como eres, como sientes, simplemente te dejas llevar. vuelves y compartes con ellos todo lo que has ido consiguiendo trasegando líquidos en avituallamientos, triturando sueños en el mortero de collados o tamizando conversaciones en picos y crestas. vuelves y los llevas contigo. durante horas, durante kilómetros, durante miradas desencajadas y sonrisas complices. durante...un poco de monte !