lunes, 14 de noviembre de 2016

Escucha

Le dolía no ser entendido pero no tanto como no ser capaz de explicarse. le pinchaba desde dentro tropezarse con sus propias explicaciones y sentir los pellizcos de contestar demasiado rápido sin pararse a pensar antes de escribir. o no escribir. los sentimientos nublaban el brillo de un pensamiento que él creía obvio pero quedaba claro que no lo era. y no sabía porque.. dichosa sangre caliente
hilvanaba conclusiones estériles que no llevaban a sitio alguno. si acaso le metían en una rotonda oscura de emociones y desconfianza. centrifugaba y salía disparado hacia la cuneta con la fortuna -hasta ahora- de no chocar nunca con sus propio pedazos, caídos en este recorrido suicida.
desde el borde del camino, maltrecho y dolorido, recuperaba la compostura y se levantaba. buscaba un elemento que le mostrara algo. un escaparate. el reverso de una cucharilla de café. una foto hecha. unas líneas escritas. el recuerdo de un beso. un  olor conocido. lo que fuera.
escucha. esto no es así. escucha. déjate caer que no te faltarán brazos para recibirte. escucha. tienes un recorrido ya que te permite no derrapar tanto. escucha. estoy aquí.
y notaba que cada vez la tenía más cerca. cada vez estiraba un poco más la mano y los dedos ya la rozaban. no dejes que se aleje. no la empujes más allá. intentó estirarlos un poco más y los movió arriba y abajo como para ganar unos centímetros. unos milímetros. como si la hiciera cosquillas en su espalda mientras dormía. buscaba provocar un escalofrío. y contagiarse.
y bien envenenado conseguir el equilibrio. apoyarse del todo. y desde ahí, escucha, remontar el vuelo juntos.