lunes, 24 de febrero de 2014

No me asusta

No me asusta un papel en blanco. Solo me preocupa que cuándo lo haya llenado (y lo haré seguro) sea de algo con contenido. Algo que transmita al ser leído. Algo que haga pensar, o sonreír, o sentir. Algo que alguien tenga ganas de volver a leer. Del tirón, al día siguiente o en un mes. Algo que den ganas de compartir con gente cercana. No me asusta que no le guste a todo el mundo. No me asusta escribir largo o hacerlo corto. Me asusta no disfrutar con el texto, empezarlo, atascarme y tener que volver atrás, pararme y que no fluya solo a un ritmo adecuado. La cabeza va siempre más rápido pero las manos vuelan a veces sobre el teclado haciendo daño al proceso creativo. Y ojo al corazón. Hay que compensar. Fallar ahí si me asusta. No me asusta coger un boli y escribir y tachar. Apelotonar líneas entre líneas. Escribir en vertical algo que complete lo que ya está. Crear es mágico y permite ciertas licencias. La caligrafía ya la hice en el cole muchos años.

No me asusta un dorsal nuevo. Solo me preocupa llenar todo el rato que lo lleve puesto de buenos momentos. Subir, bajar, correr, aprender, ver sitios chulos, sentir. Llegar a meta con ganas de más, de contarlo a los amigos, de compartir. Al día siguiente, al mes. No me asusta que me digan que estoy loco por hacer lo que hago. No me asusta ni correr largo despacio ni correr corto rápido. No me asusta disfrutar sufriendo ni sufrir disfrutando. Me asusta sobrepasar el punto en el que no soy dueño de lo que hago. Sentir que no mando yo en mis piernas, tener la sensación de tener que volver atrás para dejarlo. No fluir a un ritmo adecuado. La cabeza y las piernas a veces van juntas, a veces discutidas. El corazón bombea oxigeno junto con sentido común (que hasta ahora siempre llega). Hay que equilibrar. Porque fallar ahí si me asusta. No me asusta lo que haya en los avituallamientos. Bebo y como de todo. Salado con dulce. Agua con isotónico. Salto a la fruta y vuelvo a los frutos secos. Alimentar la maquinaria es algo que hay que mimar. Correr solo para sudar ya lo hice hace muchos años.

¿Se parecen o no escribir y correr?

miércoles, 19 de febrero de 2014

Recuerdos (semificción)

Se pasó toda la noche dando vueltas dentro del saco y pensando en los gusanos de seda. Los putos gusanos de seda que, hinchados de comer hojas de morera, tejían a su alrededor un capullo que hacía las veces de "cabina de superman" y del que saldrían como hermosas (?) mariposas. Se pasó toda la noche buscando una postura que no existía para poder descansar. Se pasó toda la noche...así, a secas.
Y llegó la hora de salir del saco y preparar la mochila. Y desayunar. Y pasar dos o tres veces por el baño. Y llegó la hora de subir un punto los nervios y bajar la chulería. Porque ahora, abrazado a la taza caliente de café con leche, miraba fijamente al perfil de lo que le quedaba por delante. Los ojos recorrían arriba y abajo la linea que delimitaba el recorrido con intención (pero sin fortuna) de memorizarlo. Alguien se acercó por detrás y le dijo algo al oído. Sonrío.
- "Eres un cabrón. El que va a petar como una cuca eres tú", dijo en voz alta mientras acercaba la taza a los labios.
- "Ja, ja, ja. ¿Te lo recuerdo cuando me llames por el nombre de mi hermano?, ¿Te acuerdas?", contestó el susurrador de oídos.
- " Hijo de..." y le lanzó el arrugado papel de la magdalena que se acababa de comer.

En el control de material se mezclaban prisas y nervios a partes casi iguales. Aún no había amanecido y los frontales encendidos deslumbraban con el giro imprevisto de las cabezas. Cremalleras que se abrían y cerraban mostrando pilas, mostrando mantas térmicas, mostrando paravientos, mostrando el móvil... Y dentro a esperar la salida. Abrazarse con los bidones delante es una tarea divertida. Haces el gesto pero los brazos no llegan a rodear los hombros del que tienes enfrente y te queda una extraña sensación, parecida a cuando das dos besos a alguien y acaba en "piquito" por ir al mismo lado ambos.
Una forma de escapar del momento es tocar el reloj. Otra montar los bastones. Hay muchas. Risa floja o decir tonterías. Miras fuera buscando alguien conocido que no corra. Te hace un gesto apretando los puños y lees "vaaaaamos" en sus labios. Notas un escalofrío por la espalda que combates tocando algo en la mochila.
Que empieze ya !
Y empieza...

salida Emmona 2011

miércoles, 12 de febrero de 2014

La finitud esa de la cosas

No voy a correr siempre. Es algo que he ido asumiendo con el paso de los kilómetros. En lugar de asumiendo había escrito aprendiendo pero releyendo...como que no.
Las cosas no duran eternamente -sobre todo las rodillas :) y, salvo desgracia, espero decidir yo cuándo paro. Con el peso de una razón más o menos poderosa que echará una mano.
Hoy repasaba toda la artillería de entrenamientos, dorsales y fotos que tengo desde que un día, allá por 2002, decidí dejar de escalar para hacer "otra cosa". Todavía no sabía el qué...
No me volverá a pasar, esta vez no. No me volverá atrapar el vacío que se me colgó del cuello el día que metí en una mochila (donde todavía están) la cuerda, las cintas express, los pies de gato y el arnés de escalada. Sniff.


Tri Pálmaces, julio 2005

La sensación de ir probando cosas y que ninguna me llenara la achaco a que pensé que la escalada duraría para siempre. Morir con los "gatos" puestos, pensaba :) Y no fue así.
Lo bueno de estos casi 12 años ya, visto ahora en perspectiva, es que he tocado muchos palos. En todo momento me ha llenado lo que he hecho y he sabido dejarlo, volver y volver a dejarlo cuándo no disfrutaba. Finalmente parece que me he centrado más en correr por el monte, pero sigo dando pedales y nadando algún día todas las semanas. La montaña. Otra vez la moneda ha caído por el lado de la montaña.
Y ¿qué hay en el fondo de todo esto?
Llevo unas semanas raras. Quizás se pase y se quede en falsa percepción mía. Ojalá! Pero el caso es que la rodilla, mi rodilla izquierda, intenta decirme algo últimamente. Y yo le pido que me deje correr la Ronda dels Cims. Y me dice que ya le pedí el ironman de Elba en 2009, Emmona en 2010, el GRP en 2011 y la Mitic en 2013. Insaciable, me llama. Bah !. Viajes en coche de amena conversación tenemos...
Es verdad que los entrenamientos son atropellados y descompensados, que vengo de un año trallero y todo lo que queráis. Pero si la rodilla manda aflojar, aflojaré. Y si manda parar, pararé. Sin pena. Sin duelo. Porque visto todo en el proceso de una evolución no ha lugar para la tristeza sino para el enfoque en nuevas aventuras (que diría Raül Koala). Ya hasta me lo creo.

Trencacims nov. 2013

No se, quizás debería estar entrenando en lugar de escribir. Quizás no debería entrenar en un mes. Yo que sé. Solo quería escribir un rato. Solo quería poner aquí pensamientos sueltos hilvanados por una pequeña molestia que, si esta vez se pasa, en un tiempo volverá. El quiste de menisco está ahí. No se cura solo y operar (a fecha de hoy) no es una opción. Un día se acabará correr, porque todo se acaba. Pero solo será correr.Y entonces haremos otras muchas cosas hasta que llegue el cierre del negocio ;-)




lunes, 3 de febrero de 2014

rocKacorba (30km, 1900+), con K de Koalas

Cuándo empiezas de novato en algo siempre hay que poner atención en lo que dicen los que ya están allí, metidos en faena. Pero cuándo ya llevas un tiempo es cuándo de verdad, además de seguir escuchando, hay que aplicar lo oído. Y aún así, nadie te asegura no cagarla. Como decía mi abuela Amparo: "el que se piensa que esta de vuelta de algún sitio es porque nunca ha ido a ningún lado". Amén.
Y si alguien tiene cerca a alguien que sabe de que va la copla de correr por el monte soy yo, somos nosotros (@koalasteam).  Más de una vez le he oído decir algo parecido a esto:
"Si un día sales en una carrera y pasados 20'-30' no te ha pasado gente que tu sabes que son mejores que tú, siéntate en una piedra junto al camino y espera a que lo hagan. Si solo es uno, puede tener un mal día. Si son 2 o 3 el que tendrá un mal día serás tú"
...y en Canet d'Adri, este domingo, a los 15' todavía no me había pasado ni Toti Bes (ganador a la postre) ni Arnaú Juliá. Y no me senté a esperar a que pasaran pero aflojé. Ya era tarde...

Corríamos por equipos esta vez. De dos. J. Folguera y yo. Esta vez era claro que sería por mi asa por donde se descolgaría el cesto, si lo tenía que hacer. Y en cuánto se giró y vio que no venía aflojó para esperar y tirar de mi. La primera subida a Rocacorba fue un auténtico suplicio, pagando la chulería de apretar en el primer tramo. Sabía que podría recuperar en la bajada pero si no forzaba subiendo. Creo que ahí, sinceramente, se nos fueron unos cuántos minutos a descontar del final.
Jaume, guiando el equipo con mano de hierro en guante de seda, hizo un buen trabajo. Se mantuvo alejado pero siempre a la vista. Cantaba lo que iba viniendo con la precisión de alguien que conoce el recorrido. Y llegamos a las rocas del final con los pasos de grimpada. Ahí ya supe que iría a más. Y me alegré. El segundo equipo se había quedado descolgado en la subida y pensé (sin decir nada): " Ahora solo depende de mi llegar como primera pareja"
Nos tiramos abajo suave y él me fue desgranando el resto de recorrido a petición mía. Solo por encima. Él llevaba el dorsal en el culo y yo lo veía el perfil, del revés, colgado debajo de su mochila.
La segunda subida me pareció rápida y me sentí bien. Corta incluso, diría. Supo a poco pero sirvió bien para preparar la tercera. Derecha y con algún descanso en medio. Lo peor que te pueden hacer cuándo vas con alguien que recupera trotando en estos tramos :-)
Pero me llevaba bien, cuerda tensa pero no se rompió en ningún momento. Bueno si. Cuándo llego la larga bajada hacia el km 27. La raíz estaba ahí, agazapada entre el barro. Y cuándo yo pasé levantó la chepa para tocar, lo justo, la puntera de mi zapatilla. Un toque firme y ligero y se agachó de nuevo. Juro que cuándo me levanté no estaba allí. Ni me quejé pero, alertado por el ruido del golpe, Jaume preguntó y le grité: "Tirá que voy un poco más atrás. Ha sido caída limpia". Retumbó en el bosque. Yo había de sonar sólido y consistente. Por supuesto limpia de golpes, porque de barro hasta las cejas. Y es en ese momento en el que trotas y, yo al menos, acostumbras a tocarte los sitios que te duelen para ver si todo esta bien cuando...coño, este no es el tacto del dorsal ! Entre el barro solo hay tela. Miro sin mirar para no volver a caer y veo todo negro. Nada rojo del dorsal. Allá quedó, escondido, tapado bajo el barro. Le chillo a Jaume que he perdido el dorsal pero me contesta que no vuelva a buscarle, que llevamos el chip. Uff, menudo alivio. Solo me faltaba a mi darme la vuelta y volver atrás.

Y en estas que se deja pillar y volvemos a trotar juntos riera abajo, con ganas de encarar "a bocasangre" ya los 250+ últimos. "Guarda algo para el último repecho", me dijo. Y yo pensaba que llevaba algo pero...se me debió caer con el dorsal. Vuelve a aparecer la sombra del apretón de salida. Por suerte un rato solo. Hasta que hago lo que yo llamo "el cambio muscular" y la maquinaria de subir entra en calor. Incluso me pareció oir un "no te flipes que todavía queda". ¿Ahora? ¿Ahora que estoy bien se acaba? Vaya...
Y ladera abajo saboreamos ya la entrada en meta y dejamos un poco de lado la concentración. Exactamente lo justo para, de un culetazo, bajar un rampa de barro que llena de tierra mi culo. Pero no importa. Estoy contento. Correr de compañero con alguien que siempre te gana (sin problemas) ha sido una experiencia increíble. Me ha reventado, eso sí. Pero justo justo para llegar a meta y, allí, caer en una silla mientras nos confirman que hemos sido los primeros por equipos.

"Si un día sales en una carrera y pasados 20'-30' no te ha pasado gente que tu sabes que son mejores que tú, siéntate en una piedra junto al camino y espera a que lo hagan. Si solo es uno, puede tener un mal día. Si son 2 o 3 el que tendrá un mal día serás tú"...y desde entonces miro quién está en la salida (aunque a veces me sirve de poco).