viernes, 10 de octubre de 2014

Lo del carajillo de hoy

Nadie escoge cuando pero hay un momento en que, en la vida, todo deja de ser maravilloso y se empieza a tornar agridulce. Y así se queda ya instalado. Como diría Sabina, dejas el champan a todas horas y empiezas a tomar empalagoso chinchón entremezclado con buen cava. O como dicen Los Suaves, ni todas las lágrimas son ya de risa, ni todo el cansancio es de placer. Amalgama indivisible de buenos y malos momentos.
Pero esto no ha de ser negativo. Esto, y ahora viene la teoría infumable que tan bien aguanta el papel, debería plantear el reto de superar la parte agria (solo para expertos) o al menos "disfrutar" con su poco agraciado sabor.
Y desde aquí salto a lo de correr largo.
A ese momento en que una bonita carrera se da la vuelta y nos presenta cara. Ese punto en el que cuando subes quieres bajar y cuando bajas quieres subir. Esos avituallamientos en los que parece que te han puesto velcro en las zapatillas y te quedas allí pegado. O piedras en la mochila. Aquellos compañeros que te pasan y no consigues seguir o esos otros con los que quieres ir pero que te desmontan el ritmo por ir más lentos.
Si, también las carreras son agridulces a partir de un punto. En las cortas puede no llegar. En las largas, siempre.
Hay tantas similitudes... Eso si, yo no creo que correr sea un estilo de vida (pamplinas!), yo pienso que es la vida la que es un "caco" de esos. No se si me explico....ni caso ;-)

 
Y, aunque no se muy bien porque escribo esto, tengo la sensación que el amargor en la boca se puede aguantar. Pero hacen falta perlas de dulzor.
Y, aunque no se muy bien porque escribo esto, tengo por ahí un puñado de gente medio abandonada que sin saberlo, ahora ponen color a mis días.
Y, aunque no se muy bien porque escribo esto, se que el agridulce cuando viene se queda. Lo que hemos de intentar es empujar para decantar la balanza hacia el lado que queramos.
Y, aunque no se muy bien porque escribo esto, lo hago. Y sonrío. Y me leo. Y pienso. Y me voy acostumbrando al amargor. Pero siempre buscándole un punto de dulzura.
 
Si véis que tal, ¡ corred para vosotros !

2 comentarios:

  1. Y sonrío. Y te leo. Y pienso.

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  2. Pues a mi la salsa agridulce me gusta. Todo depende de como y con que la tomes.

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