martes, 24 de marzo de 2020

aquí y ahora

íbamos (al menos yo) por una autopista de tres carriles. no, de cuatro carriles. lanzados a toda velocidad y preocupados solo de llegar. sin disfrutar el viaje. la vista al frente, la cabeza en meta, el pensamiento adelantando por la izquierda a cualquier intento de disfrutar de pequeñas perlas que la vida nos da. solo el aviso de algún radar nos obligaba (si, obligaba) a mover el pie al freno para reducir algo la frenética escapada hacia...ningún sitio.
lejos quedaban esos viajes por carreteras de dos sentidos. esos viajes cuando parábamos a comer un bocata en un bar de pueblo o desplegábamos, junto a unas viñas, los filetes empanados y las croquetas que nos había preparado madre. esos viajes donde las ganas de mear se resolvían inmediatamente buscando un camino de tierra, poniendo el intermitente y desviando el coche para detenerse entre unos arboles o junto a una valla. horas y horas en las que daba tiempo a todo y aun sobraba. visto en perspectiva, todo pasaba al ralentí. ¿recordáis como era negociar entre todos que música se escuchaba en la radio?

[estos días en que a veces me da por grabar vídeos, otras por compartir canciones y otras por escribir no quiero dejar de compartir mis pensamientos. a mi me sirve escribirlos, explicarlos a una cámara o dejar que, mejor que yo, alguien que cante os lo cuente. y si a alguien le ayudan a pensar, a repensar o solo a pasar el rato...pués genial ]

esta mañana tomaba café tranquilo. tranquilo...y sentado. (creo que) saboreándolo más porque los tiempos (creo que) se han vuelto más largos. contando los días que llevo en casa y pensando que, en cierto modo, nuestras vidas están estos días volviendo a esas carreteras de antes. ahora no tienes prisa por salir del trabajo para ir a entrenar. no has de hacer un tetris a capón con tu semana para encajar mil cosas: el corte de pelo, echar gasoil al coche, el viaje de trabajo, pasar por el super, entrenar "algo", tomar unas cervezas. cuanto más mejor y saltando de una cosa a otra como el que salta de piedra en piedra para cruzar el río que es cada día. con lo divertido que es cruzar mojándose los pies... la situación nos ha sacado de la autopista por la que íbamos y, después de una curva bien cerrada, nos ha dejado en otro terreno. desconocido totalmente. inquietante también. no me atrevería a decir que inevitable pero si no buscado. y aún y con todo esto, a fecha de hoy, puedo considerarme afortunado. no hace falta entrar en detalles. desde este frenazo en seco, curva cerrada y nueva carretera la actitud que intento tener es aprender todo lo que se pueda, ayudar donde haga falta y cuando todo pase recuperar parte de la esencia que quizás haya perdido tras tantos "kilómetros de autopista".


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