lunes, 4 de mayo de 2015

okupA el Apuko

La última pala de hierba que se sube es la del Apuko. El monte que da nombre a esta carrera, de apellido Igoera. Y el mantra de "okupA el Apuko" que tenía preparado para el apretón de la recta final, para los últimos metros de desnivel positivo (rondando ya los 6.000) no me funcionaba. Lo repetía desde que salí del último avituallamiento. Hacia dentro pero fuerte. Para mi pero compartiendo. Nada.
Y fue en el momento justo cuando dejábamos el bosque para encarar la cima pelada cuando me vino a la cabeza aquel chiste, aquel puto chiste, leído por ahí:
-"No he podido abrir un bote que cerré ayer. Soy más fuerte que yo mismo"
¿Más fuerte que yo mismo? Coño...¿soy más fuerte que yo mismo? Y con más de 12h de carrera y casi 85kms, decidí probarlo...


A las 6:00 puntuales salíamos casi 190 nerviosos frontales del polideportivo de Zaramillo. Los comentarios de la tarde antes y de esa misma mañana eran que sería una carrera dura por la humedad. Menos barro que en 2014, decían, pero ojo con no hidratarse. O yo los subestime o se quedaron cortos.
La primera subida, se hace cómoda, con un trote cómodo y viendo amanecer al llegar arriba. Una pequeña cresta donde hace viento pero no frío. Da tiempo a girar 360º para ver el paisaje pero todavía vamos todos enganchados y el ritmo del grupo te arrastra. Voy con Joan Carreras que me va avanzando lo que viene. Retiene en las bajadas porque dice que siempre se pasa y luego lo paga subiendo. Me dice que divida la carrera en 6 subidas, separadas por los avituallamientos pero luego me suelta que el año pasado se retiró en Sodupe (km 30) lesionado. ¡¡ Juventud !! :-)
Bajo pisando en blando. Como la mayoría de las bajadas...y de las subidas. Verdes. No es mi terreno pero hay que probar de todo. Es montaña. No de la alta pero si de la empinada. ¡ Caña !
Avituallamiento de La Quadra (km17) donde llegamos juntos y diría que frescos. Sobran los maguitos y saliendo del pueblo entramos en una zona con mucha humedad. Los oidos se taponan por primera vez y sobra hasta la cinta de la frente para evitar sudor en los ojos. Pero las ganas de conocer las rampas de subida al Eretza me atraen. Contento voy. Bebiendo y comiendo.
Y llego. Y un tío soplando un cuerno da una especie de aviso de "ahí va otro". Con ganas. Se que son una y dos. Y aquí puedo decir que las disfruto sufriendolas. No se me hacen largas, Si duras. Arriba sonrío y me preparo para bajar a Sodupe (km 31). Según Joan, 2 de 6.
En avituallamiento de Sodupe como algo de fruta y ya me he de parar en una fuente a meter la cabeza. La "tercera" subida, según veo en el perfíl, es de las de no fiarse. Y se me atraganta. Pero me engaño pensando en los macarrones de Zalla. Ya será el km 55. Pués tanto pensé en ellos que casi se me atraganta también la pasta. Y a 10 kms de probarlos.


foto de Iratxe Bilbao (Eskerrik asko)

Hay mucha humedad. El cuerpo lo noto hidratado y, aunque no hay rastro de calambres, tampoco encuentro fuerzas. Como si se hubiera desconectado el turbo. Como si tuviera resaca. Espeso. Sordo. Y por primera vez viene el "okupA el Apuko" a mi mente. ¡¡ Ojo que esto era para final !!
A Zalla no bajé. Me dejé caer. Me senté. Cocacola de 2 litros y pasta con tomate. El calor en el pabellón era terrible. Caía el sudor de la frente en el plato de macarrones. Comí y bebí. Y llegó Joan. También justillo. "Salgo fuera a que me de el aire", le dije. Pero fuera también calor y humedad. Y eché a andar. Anduve todo el pueblo. Los macarrones se colocaron en su sitio y algo más animado encaré la "cuarta" subida. Poco a poco me encontré mejor. Subir. Salir de la vegetación. Ganar altura, me iba bien. Bajar me anulaba. Y anulado llegué a Güeñes (km 68). Chispeaba. Cogí algo de comer y me senté en un banco. Me animaron, me dieron un bidón con sales, me dejaron reposar y fui yo el que arranque de nuevo. Consciente de que estaba demasiado cerca del hotel (a unos 500m) como para pensármelo mucho. Y no pensé. Trote alejándome y mirando atrás. Ya no venía Joan y no lo vi hasta meta.
"Quinta" subida por unas zetas que no habría sido más que eso, zetas, si no se hubiesen cruzado unos kilómetros de barro. Mucho barro. Un esqueleto de una vaca incluso hundido en el barro. Y más humedad. Amago de una ampolla. Ay, madre...que tú no okupAs el Apuko hoy !!. Como alma en pena pisaba el barro donde caía el píe, no donde yo quería. Era como si yo estuviera quieto y se moviera el suelo. Y, como borracho, salí de aquel callejón infernal a una pista forestal. Hasta me alegre de ver aquellas zetas desforestadas y secas. Y las deseé. Hasta sentí que el suelo era estable y no se movía estando lleno de restos de ramas y rodadas de tractores.
Hacía muchos kilómetros ya que la carrera no consistía en llegar otra vez a Zaramillo. Cada avituallamiento era una meta. Y una salida...
Y así busqué el último: Castaños, km 80.
Hice "meta", me senté 5 minutos e intenté distraerme. Lo conseguí. Charleta. Allí había gente de las 3 carreras. Estuvo bien. Y entre dos de la Longtrail salí hacia la última subida: el Apuko.


El resto ya lo sabéis porque he empezado por ahí. Puedo deciros que fue duro y que probé (sin esperarlo) la maquinaria. Y que estoy contento, porque funciona.
Fueron 12h51´ con mucho rato para mi. Tengo mis dudas sobre si se aprende o no con estas experiencias pero, ahora mismo, no se la cambio a nadie.
Si quieres probar, anímate y el año que viene okupA el Apuko :-)

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