miércoles, 24 de septiembre de 2014

¿Victoria...? Matxicots, 2014

Dice la estúpida frase (otra estúpida frase más) que una retirada a tiempo es una victoria. ¿Una victoria...? ja, ja y ja.
Qué no solo ganar es una victoria, pase. Qué vencer dificultades añadidas es una victoria, vale. Qué un primer puesto es una victoria, pues claro. Pero que una retirada a tiempo (¿cuáles no son a tiempo?) es una victoria, pues como que no. Al menos para mi.
Una retirada es una retirada y nada más. Con la importancia que cada uno le quiera dar porque cada uno sabe como llega a una carrera.
Cada carrera sería como una ruleta rusa. Ponerse un dorsal es coger un revólver con un tambor para seis balas. Y, es en función de como llegas, cuando tú cargas el arma con 1, 3, 5 o las que sean. Se da la salida y, ala, a apretar de gatillo de vez en cuando. ¿O no?
Mi abandono a la mitad de Rialp Matxicots este año es algo con lo que flirteaba desde hace un par de meses. Las cosas no iban saliendo bien y las balas iban ocupando su sitio. Salí con ganas de probarme pero con una increíble lucha interna entre el coco y el cuerpo. Ya venía de los entrenamientos y no-entrenamientos previos.
Fui testigo de excepción de como cabeza y patas pactaban un ritmo que yo no quería. Obligué a ambas a entenderse en la subida al Montsent de Pallars y apretar. A cambio, Entremonts sería suave.
En el Monterroio ya no fui capaz de convencer al coco de que las piernas estaban frescas. La dispersión de pensamientos que en bajada y plano no molestan no pueden estar ahí cuando se ha de ir a una. Y no iban.
Recuerdo un último pacto mientras trotaba por la pista, hacia Coll de la Portella. "Déjame apretar en la subida a Serra de Posa y verás que apenas te necesito", creo que dijeron las piernas a la cabeza.
"Aprieta lo que quieras, yo estaré por ahí. Avisa si necesitas algo", contestaron desde arriba.
Pero las piernas solas no van a ningún sitio, ni siquiera aunque yo me esfuerce. Y a media subida solo se emitía una insistente orden que acabó calando: Lo dejamos en Cabanya de Caçadors. Macarrones y cerveza. La maratón y paramos.
Y así fue. No vencimos nada pero tampoco fue ninguna deshonra. El gatillo finalmente y tras 11 años corriendo, picó en hueco con bala y lo dejamos.
Desde mi puesto solo intento hacer las cosas lo mejor posible. A veces sale y a veces no.
Soy el corazón.

2 comentarios:

  1. Menuda escopeta de feria, si has tardado 11 anyos en dar con la bala :P Coincido contigo, una retirada es lo que es, y hasta la siguiente cita.

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  2. Completamente de acuerdo con Pati.
    Ahora ya sabes lo que es retirarse (mira que has tardado en conocer esta sensación!). Una experiencia más a la mochila y a por todas en la próxima cita. Ojalá mi tobillo mejore y nos veamos pronto!

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