lunes, 3 de febrero de 2014

rocKacorba (30km, 1900+), con K de Koalas

Cuándo empiezas de novato en algo siempre hay que poner atención en lo que dicen los que ya están allí, metidos en faena. Pero cuándo ya llevas un tiempo es cuándo de verdad, además de seguir escuchando, hay que aplicar lo oído. Y aún así, nadie te asegura no cagarla. Como decía mi abuela Amparo: "el que se piensa que esta de vuelta de algún sitio es porque nunca ha ido a ningún lado". Amén.
Y si alguien tiene cerca a alguien que sabe de que va la copla de correr por el monte soy yo, somos nosotros (@koalasteam).  Más de una vez le he oído decir algo parecido a esto:
"Si un día sales en una carrera y pasados 20'-30' no te ha pasado gente que tu sabes que son mejores que tú, siéntate en una piedra junto al camino y espera a que lo hagan. Si solo es uno, puede tener un mal día. Si son 2 o 3 el que tendrá un mal día serás tú"
...y en Canet d'Adri, este domingo, a los 15' todavía no me había pasado ni Toti Bes (ganador a la postre) ni Arnaú Juliá. Y no me senté a esperar a que pasaran pero aflojé. Ya era tarde...

Corríamos por equipos esta vez. De dos. J. Folguera y yo. Esta vez era claro que sería por mi asa por donde se descolgaría el cesto, si lo tenía que hacer. Y en cuánto se giró y vio que no venía aflojó para esperar y tirar de mi. La primera subida a Rocacorba fue un auténtico suplicio, pagando la chulería de apretar en el primer tramo. Sabía que podría recuperar en la bajada pero si no forzaba subiendo. Creo que ahí, sinceramente, se nos fueron unos cuántos minutos a descontar del final.
Jaume, guiando el equipo con mano de hierro en guante de seda, hizo un buen trabajo. Se mantuvo alejado pero siempre a la vista. Cantaba lo que iba viniendo con la precisión de alguien que conoce el recorrido. Y llegamos a las rocas del final con los pasos de grimpada. Ahí ya supe que iría a más. Y me alegré. El segundo equipo se había quedado descolgado en la subida y pensé (sin decir nada): " Ahora solo depende de mi llegar como primera pareja"
Nos tiramos abajo suave y él me fue desgranando el resto de recorrido a petición mía. Solo por encima. Él llevaba el dorsal en el culo y yo lo veía el perfil, del revés, colgado debajo de su mochila.
La segunda subida me pareció rápida y me sentí bien. Corta incluso, diría. Supo a poco pero sirvió bien para preparar la tercera. Derecha y con algún descanso en medio. Lo peor que te pueden hacer cuándo vas con alguien que recupera trotando en estos tramos :-)
Pero me llevaba bien, cuerda tensa pero no se rompió en ningún momento. Bueno si. Cuándo llego la larga bajada hacia el km 27. La raíz estaba ahí, agazapada entre el barro. Y cuándo yo pasé levantó la chepa para tocar, lo justo, la puntera de mi zapatilla. Un toque firme y ligero y se agachó de nuevo. Juro que cuándo me levanté no estaba allí. Ni me quejé pero, alertado por el ruido del golpe, Jaume preguntó y le grité: "Tirá que voy un poco más atrás. Ha sido caída limpia". Retumbó en el bosque. Yo había de sonar sólido y consistente. Por supuesto limpia de golpes, porque de barro hasta las cejas. Y es en ese momento en el que trotas y, yo al menos, acostumbras a tocarte los sitios que te duelen para ver si todo esta bien cuando...coño, este no es el tacto del dorsal ! Entre el barro solo hay tela. Miro sin mirar para no volver a caer y veo todo negro. Nada rojo del dorsal. Allá quedó, escondido, tapado bajo el barro. Le chillo a Jaume que he perdido el dorsal pero me contesta que no vuelva a buscarle, que llevamos el chip. Uff, menudo alivio. Solo me faltaba a mi darme la vuelta y volver atrás.

Y en estas que se deja pillar y volvemos a trotar juntos riera abajo, con ganas de encarar "a bocasangre" ya los 250+ últimos. "Guarda algo para el último repecho", me dijo. Y yo pensaba que llevaba algo pero...se me debió caer con el dorsal. Vuelve a aparecer la sombra del apretón de salida. Por suerte un rato solo. Hasta que hago lo que yo llamo "el cambio muscular" y la maquinaria de subir entra en calor. Incluso me pareció oir un "no te flipes que todavía queda". ¿Ahora? ¿Ahora que estoy bien se acaba? Vaya...
Y ladera abajo saboreamos ya la entrada en meta y dejamos un poco de lado la concentración. Exactamente lo justo para, de un culetazo, bajar un rampa de barro que llena de tierra mi culo. Pero no importa. Estoy contento. Correr de compañero con alguien que siempre te gana (sin problemas) ha sido una experiencia increíble. Me ha reventado, eso sí. Pero justo justo para llegar a meta y, allí, caer en una silla mientras nos confirman que hemos sido los primeros por equipos.

"Si un día sales en una carrera y pasados 20'-30' no te ha pasado gente que tu sabes que son mejores que tú, siéntate en una piedra junto al camino y espera a que lo hagan. Si solo es uno, puede tener un mal día. Si son 2 o 3 el que tendrá un mal día serás tú"...y desde entonces miro quién está en la salida (aunque a veces me sirve de poco).

3 comentarios:

  1. Muy grande!!! Gran crónica! Gracias, ha sido un placer leerla.

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  2. Que gran frase la de tu abuela amparo ^_^ Supongo que la responsabilidad de ir en equipo ayuda, pero felicidades por no aprovechar los tropezones para descansar un rato retozando en el barro cual puerco (o jabali :P).

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