sentado en tu sillón miro a través de la ventana y viajo pausado río abajo, atravesando el puente. descanso en el campanario de la iglesia. recorro las almenas del castillo. llego hasta las cumbres nevadas de gredos. es el día navidad que sigue a la cena de nochebuena de anoche. las primeras sin ti. y así será también el fin de año. así será siempre... con un café entre las manos busco en algún rincón del paisaje el coraje, que no encuentro dentro, para escribirte algo. para escribirme algo. hace poco más de tres meses que te fuiste y aun no he encontrado el punto de apoyo para hacerlo. pero parece que es hoy. y parece que es desde aquí.
aceptar que las cosas vienen dadas de una determinada forma, nos guste más o menos, es un aprendizaje que hice muy pronto contigo, papa. a partir de ahí podemos intentar cambiarlas sabiendo que no siempre es posible. y en ese proceso de aceptación de tu marcha estoy, plenamente consciente ya que nada se puede cambiar. tu enfermedad ya nos iba avisando de ello. aun y así, gracias a ti, entre todos supimos encontrar el momento a tu lado para despedirnos. tú nos lo regalaste.
como no podía ser de otra forma, juntos pasamos por todas esas fases que configuran la relación padre-hijo. desde la admiración máxima de un pequeño chaval a un respeto total cuando entendí lo que era ser padre, pasando por los momentos rebeldes de cuestionar cualquier cosa que saliera de tu boca. sin ti no hubiera sido nunca lo que soy (y me encanta como soy). sin ti no hubiera llegado nunca donde he llegado (y me siento satisfecho a donde he llegado). sin ti no entendería la vida como lo hago (y me gusta como la entiendo). este proceso es tan curioso que hay un momento en la vida, en el que estoy inmerso, que ves en ti mismo cosas que criticabas o alababas de tu padre. por lo tanto, en cuanto esto me produce orgullo doy por muy bueno lo vivido juntos. aunque se me haya quedado corto. aunque me haya dolido tu partida.
podría pasarme horas escribiendo anécdotas. momentos de risas. de lloros. horas juntos dentro de un camión. o rodeados de fruta. pero no es la idea. porque la idea de estas líneas es dejar constancia de que la tristeza de tu marcha queda totalmente cubierta, una vez pasado el mal trago, por la alegría de haberte tenido de padre. de jefe. de compañero. de chófer. de profesor. de paciente...el vacío en el corazón lo llenaremos con tus sonrisas, tu buen humor y tu empuje. porque nadie como tú le planto cara a la vida. y aunque pueda parecer que no, saliste triunfante. porque tu legado sigue en nosotros. sigue en mi. y eso es una victoria tuya, papa. es una victoria que sin estar, sigues entre nosotros. como anoche. como hoy. como cada día...
.jpeg)