el día de reyes, junto con mi cuerpecito serrano, rodaron por el suelo algunos planes previstos. el hombro derecho paró el golpe contra el asfalto y la clavícula se abrió en dos desde la punta. unos días después, quirófano mediante, una placa y unos cuantos tornillos de acero valirio devolvían todo a su sitio para rearmar la articulación. mientras terminaba el invierno, el reposo y algún paseo ocupaban unas tardes aun más oscuras de lo habitual por culpa de la lesión. la entrada en los 49 años, dos meses después de la caída, y el cambio de hora unas semanas después vinieron acompañadas de algún trote poco fino. las ganas de volver se acumulaban en mi como el polvo en las estanterías. o más rápido incluso. probaba dos días y no encontraba lo que buscaba. paraba de nuevo. el hombro no dolía pero el cuerpo chirriaba de uno u otro lado. ahora puedo decir que llegué a pensar en dejar de correr. y lo hubiera hecho.
el dorsal de la pt281 lo eché para atrás y recuperé la inversión autoengañándome de volver a apuntarme en 2022. el dorsal del ultramontseny de abril, como era el de 2020 y no había opción de devolución, lo bajé de 76kms a maratón. y llegó la semana santa. y el tiempo de descanso y entreno. unos días de correr serio seguidos y un nuevo dolor en el glúteo izquierdo. dudas. todo dudas. paré y decidí jugarlo todo al turò de l´home. apostar lo que me quedaba a la bajada de agudes a sant marçal. subir fuerte y trotar en plano para probar. bajar caminando lento para no caer. y trotar un poco más. no había volumen de entrenamiento para una maratón, pero tiraríamos de oficio. con el máximo respeto a la distancia y a la montaña fui a medirme el sábado pasado. a poner a prueba cuanto me conocía. a saber si tras más de un año de pandemia, la primera fractura gorda de mi vida y unos entrenamientos de todoa1euro seguía siendo yo. el de antes. o era otro.
no recuerdo haber estado antes en una salida con tanta humildad. con tan poca prisa por salir y, a la vez, con tantas ganas por ver como acababa. maridaje imposible. no recuerdo nunca haber tenido tantas dudas ni tanto miedo a encontrar algo que no buscas. y así, en un día húmedo y nublado que no era más que el escenario perfecto para mi momento, comenzó una búsqueda de todo aquello que esperaba encontrar pero no estaba seguro que estuviese. esa sensación de "solía estar por aquí pero ahora no estoy seguro" que te da un punto de inseguridad que solo se resuelve poniendo todo patas arriba. y al acabar tener claro que o esta o no esta. eso quería yo. eso necesitaba. y eso conseguí...
parece que, algo diferente pero con la misma esencia, quedan el poso, las ganas, la ilusión, el gusto, las sensaciones, el agradable cansancio, el dolor disfrutado y la sonrisa sufrida que me provoca correr. y queda, sobre todo, la gente que me ha acompañado durante toda esta etapa. gracias.
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