martes, 9 de agosto de 2016

de noche siempre hay sombra

- ¿Quedamos el viernes a las 19:00 y hacemos entreno nocturno?
+ Palaaaante. Busca algo que nos dure hasta que se haga de día.
- Ya está buscado [...]


Entreno nocturno. No voy a intentar convencer a nadie de las ventajas que (para mi) tiene "hacer la noche" de vez en cuando. Y no hablo a nivel de mejorar rendimiento en carrera que, seguro que bien hecho, también. Intento centrarme más en conocerse a uno mismo y, por supuesto, a aquellos con los que vas. Mi recomendación es de ser mínimo 3 personas pero no más de 5. Con dos también suele funcionar pero se arriesga un poco. Nunca solo. Y os aseguro que yo entreno más veces solo que acompañado...pero siempre de día o buscando el alba.
La falta de luz siempre es algo que nos inquieta. Y más en la montaña. Aún y llevando frontal intentas evitar zonas concretas o pasos delicados porque "es de noche". Parece como si el carácter de la montaña cambiara. Como si fuera otra. Parecida pero distinta. Como más hostil, más desafiante, más ¿atractiva?
En paralelo con la noche también el carácter de los que la encaramos varía a medida que vamos echando kilómetros a la mochila. Como un perfil de ruta, con altos y bajos. Con planos planísimos. Valles de silencio y eufóricas subidas. Bajadas de blasfemias y flanqueos de filigranas. Momentos que requieren de una concentración exquisita y otros que, seguramente por cansancio, relajan en exceso...hasta dar sueño. Porque, claro, es de noche. Y el cuerpo tiene sus ritmos.
Siempre he sido defensor de hablar todas las cosas cuando se entrena o se corre en equipo. De noche más aún. Cuándo vas con alguien de día tienes una información que pierdes en la oscuridad: verle el careto. Con todo lo que puedes leer en sus gestos, sus ojos o incluso el color de la piel. Un frontal solo ilumina una parte del camino y dibuja una información sesgada de como es el sendero. Imaginad con la cara de alguien al que estas deslumbrando. Hay que preguntar. Y hay que hablar. Explicar. Ser honesto y avisar si no llegas. Pedir tregua para comer o sentarse un rato. Y si eres tú al que se lo piden, aceptarlo.
Bajo la luna el frío es más frío, el viento en más viento y los humores más agrios. Y si se asume todo, será más fácil de manejar. Las horas de dormir no son las mejores para apretones o piques chorras como los que (todos) tenemos de día. Han de ser ratos de intensa convivencia, desde la amena charla o desde el silencio más respetado. Desde el ir pegados unos a otros o separarse unos metros.
No es la primera ni la segunda noche que sales con alguien cuando la maquinaria funciona más o menos engrasada. Lleva su tiempo y algunas noches de darse la vuelta antes de tiempo y volverse al coche. Dormir en él o al lado. Y tras desayunar irse a casa con la mitad del entreno.
Eso también es compartir experiencias. Y se hace entre amigos. Que es con quien hay que ir a la montaña.


Otro día sigo con lo de conocerse más...que me he liado !

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