sábado, 26 de diciembre de 2015

retales de cordura

Estas parado otra vez en medio del camino. Rígido y tenso. Tienes incluso esa desagradable sensación de haber pasado ya por ese lugar otras veces. Estas tan perdido que incluso miras para atrás. Hacia el sitio de donde vienes. Tampoco es por ahí. Giro de 360º. Miras al cielo y cierras los ojos como si estuvieras bajo la ducha. Pierdes el equilibrio y casi caes. Sonríes. "Bobo", piensas.
Descubres un pequeño matiz, otro, que te hace decidirte por uno de los caminos y arrancas. El final del día mostrará adonde lleva la elección...pero nunca si has acertado. Y eso es una suerte.
Porque ya ni te acuerdas de cuando se dio la salida de esta carrera a ninguna parte. Esta carrera sin meta. Y en medio de la oscuridad has subido a un cerro desde donde se ve todo pero no como llegar. La luna. No me pidas la luna. Ya te la bajaré yo si eso.
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Saboreas el camino recorrido con la habilidad de dejar a un lado los bocados que no te gustaron. Bebes hasta emborracharte de risas compartidas y caricias contra caricias. Lloras. Pero luego, de pronto, secas las lágrimas con la manga de la sudadera y sorbes los mocos. Tragas. Esta claro que no estas aquí por casualidad. Sabes que la piel fina no dura para siempre y hay que volver a salir ahí fuera. No hay cintas ni banderines marcando un camino. No hay mapa. Ya lo sabes, imbécil. ¿Qué necesitas ahora para seguir? Suéltate.
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"Para cuando se te asome al pelo el gris, más te vale que seas bien feliz", canta Rosendo. Tú te tapas hasta la cabeza con el edredón, cruzado en la cama. De esquina a esquina. Mientras la canción suena en los auriculares tensas las piernas y se sube un gemelo. Gritas. Y sabes que lo has provocado porque ya había pasado más veces. Lo esperabas y ha pasado. En posición fetal sigues bajo las sabanas y masajeas el músculo dolorido. Piensas algo. Salta otra canción y te distraes con la nueva letra. Vuelves a la superficie. Todo sigue igual. Justo lo que no querías. Coges el móvil y escribes algo para guardar, como terapia. Y le das un empujón a los malos ratos. Y antes de que vuelvan envías lo escrito.
Juega. Juega con la vida. No con las personas. Juega sabiendo que puedes ganar. O perder.

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