domingo, 1 de marzo de 2015

mis dors4l3s

De un tiempo a esta parte, en una balda de la estantería he ido aparcando dorsales. Desordenados y doblados. Debajo de los libros de montaña y al lado de un montón de mapas de Alpina. Pisados por un animal imposible de barro que modeló Alba hace un tiempo.
La curiosidad, mucho más potente que la desterrada nostalgia, me ha llevado hoy a interrumpir el noble arte de quitar el polvo para trastearlos un rato. Tamaños, colores y texturas tan distintas como las carreras a las que representan. Mezcla.
Y, del tirón, he repasado mentalmente: en una caja de zapatos, dentro del armario, hay más. Y, debajo de estos,  entremetidos en las hojas de 8 agendas donde apuntaba mis entrenos hace años, el resto. No sé si son muchos o son pocos. Son los que tengo menos los que he regalado. Aritmética fácil.
El futuro que les espera es incierto en cuanto a tiempo porque,  algún día, pasarán por el fuego mientras me bebo una volldamm al costado de la hoguera. Si tardan mucho en arder, dos...
Mañana cumplo 43.
Como los dorsales, desordenados y repartidos por varios sitios.
Como los dorsales, de muchos “tamaños, texturas y colores”.
Como los dorsales, no se si son muchos o son pocos. Si la edad se midiera como las carreras ya sería una ultrapersona :)
Como los dorsales, también he regalado algunos (y encantadísimo) y seguro que regalaré más.
Como los dorsales...


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